Y que ocurre cuando el niño ve la pendiente. Seguro que dice: “¿Hay que subir todo eso?”
Cuando caminamos por la montaña, los caminos se adaptan a la orografía de la misma. En la montaña nos podemos encontrar con caminos con poco desnivel, caminos que siguen el cauce de los ríos y riachuelos y caminos con mucho desnivel que discurren por laderas pendientes.
Cuando pensamos en organizar una ruta con niños, lo más normal es que la ruta sea sencilla y corta, donde el desnivel acumulado sea pequeño. Por supuesto que dependiendo de la edad del niño y su experiencia, esto puede cambiar. Pero a pesar de tener estas cosas en mente a la hora de escoger una ruta para hacer con niños, las rutas del montañero son insondables y nos podemos encontrar con alguna pendiente durante el camino.
Y que ocurre cuando el niño ve la pendiente. Seguro que dice: “¿Hay que subir todo eso?”
Desde siempre, el hombre ha ido trazando caminos de una forma intuitiva y práctica, como por ejemplo cuando la pendiente llegaba a cierto nivel, en vez de afrontarla en línea recta, lo ha hecho mediante continuos y regulares cambios de dirección, formando una línea en “Z” o “zig-zag”.
Y eso ¿porque?
Por la sencilla razón de que al andar en “zig-zag” lo que se consigue es que la pendiente se suavice y sea más fácil subirla.
Con los niños hay que tener mucha paciencia. Su estado de motivación puede pasar del blanco al negro en cuestión de segundos. Por ello, cuando estemos haciendo una ruta y nos encontremos con una pendiente, estos son los pasos que debemos seguir:
1º- Lo primero que debemos hacer es pararnos a descansar, para beber agua y comer algo. Todo se afronta mejor tras un descanso.
2º-Explicar al niño como vamos a subir la pendiente. Explicarle que vamos a subir como las culebras, haciendo “S”
3º-Es importante armarse de paciencia. Dependiendo de la edad del niño, podemos tardar más o menos tiempo. Siempre nos debemos adaptar al ritmo del niño y nunca meterle prisa, pues esto puede desmotivarle y no querer subir más.
Hoy en día somos capaces de medir cuánta energía se gasta en ascender una pendiente en función del ángulo de subida. Podemos saber que la mejor forma de subir por una cuesta es siguiendo una inclinación de un 25%. Por lo tanto, cada 100 metros de avance sobre la horizontal subimos 25 metros en vertical.
Además, hoy en día también sabemos que el ritmo de marcha más económico en tal inclinación es de unos 2,3 km/h. A esa velocidad y con una pendiente del 25% cabe esperar que, cada hora, subamos unos 500 metros de desnivel.
Increible, verdad?
Ah, pero estos datos son para adultos. Con los niños todo varía un poco, pero como referencia puede servirnos.
Y ¿que pasa con la bajada?
Como siempre que subimos, luego tenemos que bajar. No hay que menospreciar la bajada, pues a veces puede resultar más dura que la subida.
Una cosa muy importante y que se hace más evidente en las bajadas es el calzado.
Hay un dicho popular que dice “se sube con el corazón, pero se baja con las piernas”. En el ascenso es la capacidad física la que limita el rendimiento, pero en los descensos, suelen ser las articulaciones las que nos limitan. Por ello un buen calzado es fundamente.
La forma que tiene los niños de afrontar una bajada en una pendiente es corriendo. Es algo normal e innato en ellos. Por ello es muy importante, como ya he mencionado antes, el calzado de montaña. Siempre que salgamos al monte con niños debemos equiparles con el calzado y la ropa adecuada para la época del año en al que se va hacer la excursión y al tipo de ruta que se vaya a hacer.
Un buen calzado sujeta el pie y el tobillo y puede evitar las torceduras en las bajas. Es importante que el calzado se ajuste a su pie y esté bien atado.
El bastón también es un elemento de apoyo que puede hacer más leves las bajas, aunque en el caso de los niños estos le den otro uso.
También es recomendable llevar siempre un pequeño botiquín, por si acaso…
Ahora ya sabes cómo ayudar a tu hijo a subir y bajar pendientes en la montaña, por lo que no hay escusas para seguir practicando el senderismo y montañismo en familia.
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