Cuando caminamos por la montaña, los pies son los que más sufren: se llevan multitud de impactos y soportan el peso de todo nuestro cuerpo, incluido el de la mochila. A veces nos olvidamos que los pies son la parte más importante de nuestro cuerpo. Unas piernas fuertes, una alimentación adecuada o incluso una buena fortaleza mental son fundamentales para un montañero, pero si los pies no están bien, nada de eso importa. Estés haciendo excursiones de un día o travesías de varios días, debes de cuidar mucho tus pies e incluso yo diría que mimarlos también..
Si empiezas a sentir dolor en alguna parte del pie, si notas algún roce o si aparece una ampolla, puede llegar a ser desalentador y mentalmente agotador. Y no te quiero ni contar, si vas a la montaña con tus hijos y estos se quejan de que le duelen los pies. Puede que una bonita salida se convierta en un infierno de salida.
En este post te voy a mostrar cómo cuidar tus pies y los de tus hijos, para que disfrutes de tus excursiones de forma placentera y con unos pies sanos y felices.
¡Cuidar tus pies en la montaña es fundamental! Y este cuidado empieza antes de que comience tu salida a la montaña y finaliza cuando llegas a casa.
¡Estate a tento!
Todo comienza con una buena higiene de tus pies. Antes de cada salida lávate bien los pies con agua y jabón y sécalos muy bien en especial entre el espacio entre los dedos para evitar la aparición de hongos.
Con los pies limpios y bien secos, aplicar vaselina en las áreas donde hayas tenido ampollas y/o en las zonas de mayor riesgo (talones, zonas laterales y dorsales de los dedos). Es importante tener bien hidratados los pies, pues la ampollas tienen más probabilidad de salir en pieles secas que hidratadas. Para ello, a la noche ponte una crema hidratante para los pies.
Otra parte importante que debes controlar son las uñas. Las uñas deben de estar bien cortadas y limadas para evitar que no haya ningún pico saliente que pueda clavarse en los dedos de al lado o engancharse en el calcetín.
Esto mismo debes hacer con los pies de tus hijos antes de salir a la montaña. Sobre todo es importante la limpieza de los pies, la aplicación de la vaselina y las unas.
Aunque no os lo creáis, la elección correcta de los calcetines es clave para cuidar tus pies en la montaña. En general los calcetines son las prendas que menos atención ponemos a la hora de equiparnos para ir al monte y en especial cuando equipamos a nuestros hijos.
Debes usar calcetines técnicos, de telas sintéticas que evacúan el sudor y la humedad de tus pies, sin costuras y con superficie lisa. Dependiendo de la época del año serán de mayor o menor grosor.
Los calcetines se deben adaptar bien a tu pie, sin que se hagan pliegues o te aprieten demasiado.
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Consejo: Lleva siempre unos calcetines de repuesto para ti y tu familia, por si te sudan mucho los pies o se te han mojado porque has pasado por un río o charco. Antes de ponerte los calcetines nuevos, asegúrate que has secado bien los pies.
Una vez que hemos escogido y puesto bien los calcetines llega el momento del calzado. El calzado es un aspecto fundamental para la comodidad y la salud de tus pies. Debes escoger el calzado en función del terreno y de la actividad que vayas a realizar, fijándote en aspectos como la impermeabilidad, la transpirabilidad, la suela, la caña (alta o baja), la flexibilidad, la dureza, entre otros.
Todo esto también se traslada al calzado de tus hijos. Si quieres evitar cometer errores, te recomiendo que leas el siguiente post.
Los 3 errores que debes evitar a la hora de comprar el calzado de montaña para tus hijos
Las zapatillas o botas que lleves deben ajustarse a tu pie de tal manera que el pie quede sujeto, pero no apretado, debe de haber el espacio suficiente para que, cuando bajes una pendiente las uñas de los dedos de los pies no choquen con la puntera de tu zapatilla o bota. Y si utilizas plantillas, acuérdate de introducirlas en las botas o zapatillas.
Consejo: Si te acabas de comprar unas botas o zapatillas de montaña nuevas, usalas primero para paseos cortos para que se vayan adaptando a tus pies y así evitar las típicas molestias del calzado nuevo cuando estés haciendo una ruta.
Una rozadura es el grito de advertencia que nos envía el pie y que si no le hacemos caso de ahí saldrá una ampolla. No ignores esta advertencia del pie. Tómate tu tiempo para ajustar el calzado, cubrir la rozadura y tomar las medidas necesarias para evitar que salga la temida ampolla. Yo siempre llevo en mi botiquín de montaña apósitos, esparadrapo y antisépticos para poder tratar pequeñas lesiones que puedan salir durante la ruta.
No dudes en reajustar la tensión de los cordones si se aflojan. Así no se recalentará el pie por una fricción excesiva y la pisada se mostrará más segura.
Relacionado con el punto 4, no permitas que una piedra o una astilla/espina se te sigan clavando por pequeña que sea. Algo que te molesta poco ahora, puede luego convertirse en una gran molestia y hacer que no desfrutes de tu salida a la montaña.
Cuando las caminatas son largas, o cuando hace mucho calor o incluso cuando no llevamos los calcetines y el calzado adecuado, puede que los pies se nos cuezan de calor y humedad. Puedes refrescar tus pies en arroyos y verter agua desde tu cantimplora sobre tus pies para bajar la hinchazón y relajarlos.
Una vez terminada la ruta de montaña, nuestros pies estarán cansados y recalentados. Es el momento para hacer estiramientos, movilizar las articulaciones y masajear la planta del pie.
Cuando te estés dando la ducha, límpiate bien con jabón los pies y siempre termina con agua fría. Esto ayuda a reactivar la circulación sanguínea. Cuando te estés secando, asegúrate de secarte bien los pies y sobre todo entre los dedos.
Un masaje en los pies y en las piernas te ayudará a disminuir la sensación de fatiga y pesadez gracias a la estimulación del retorno venoso.
Antes de acostarte, aplicarte de nuevo vaselina o una crema hidratante que rehidratará y devolverá la elasticidad a la piel de los pies tras el esfuerzo.
Si ves que tienes muchos problemas con los pies a la hora de salir a la montaña, entonces te recomiendo que hables con un podólogo para prevenir e identificar problemas en tus pies.
Con un estudio de nuestros pies, podremos conocer si tenemos problemas que a priori deberíamos atajar antes de ir a la montaña. Por ejemplo, si debemos colocarnos plantillas podológicas en el calzado, o si tenemos problemas en las uñas que pueden empeorar con la actividad.
Apúntate bien estos consejos para cuidar tus pies y los de tu familia. Recuerda que los pies son una parte muy importante de nuestro cuerpo y que debemos de cuidar mucho.
¡Disfruta siempre de la montaña!
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