Hoy os voy a hablar de un tema que a mí me toca de cerca, porque tanto mi marido como mi hija mayor son asmáticos. La salud de los pulmones y las vías respiratorias a la hora de hacer montañismo o senderismo es tan importante como disponer de un calzado adecuado o estar en buena forma física.
En las últimas décadas el control del asma ha experimentado una gran mejoría gracias a los avances en el diagnóstico, manejo y tratamiento de la enfermedad, lo que ha permitido a muchas personas poder realizar deportes como el montañismo y el submarinismo.
En general, la práctica del senderismo y montañismo en personas asmáticas son aconsejables, aunque, siempre con precaución en función de la enfermedad de base. La montaña es saludable por la mayor pureza del aire, pero debemos tener en cuenta que en zonas con mucha vegetación, puede existir un aumento de polen en el ambiente que puede ser perjudicial para algunos asmáticos. También, a grandes alturas, el aire puede ser muy frío y esto irritar a las vías aéreas. Como dato, la temperatura disminuye a razón de 1ºC cada 50 metros.
A altas altitudes existe el riesgo de congestión nasal debido a la coexistencia de rinitis que impide la correcta humidificación, filtrado y calentamiento del aire. Todo ello incrementa la hiperreactividad bronquial y favorece las exacerbaciones. Por ello, a más 3.000 metros puede producirse una posible crisis de asma.
La aparición de una crisis, se previenen con la utilización preventiva de antiinflamatorios y broncodilatadores. Por lo tanto en el botiquín de montaña de un asmático no puede fatal este tipo de medicamentos. En mi caso, siempre llevamos dos en nuestro botiquín.
Sin embargo, moverse entre 1.500 y 2.000 metros tiene efectos beneficiosos porque es en esta altura donde no hay ácaros, contaminantes ni hongos y la polinización es muy corta. En estos casos, la actividad deportiva en la montaña no solo es segura para los asmáticos sino recomendable cuando el asma esta previamente controlada.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica recomienda a los asmáticos profundizar en el conocimiento de su enfermedad, las reacciones de su organismo, los factores desencadenantes de una posible crisis y, sobre todo, visitar al neumólogo antes de un viaje o de la práctica de un deporte con riesgo para establecer un adecuado Plan de Autocrontol y Tratamiento.
Un asmático debe ser consciente de la importancia de controlar la enfermedad. Por ello, a la hora de practicar el montañismo, es importante:
-Llevar siempre consigo en el botiquín de montaña la medicación antiasmática.
-Una vez en la montaña, debe protegerse la nariz y la boca de las bajas temperaturas con pasamontañas o mascarillas especiales y tratar el mal de montaña al notar el primer síntoma.
-Si se va a realizar alta montaña, la alimentación ha de ser adecuada, como en cualquier deportista. Hay que suplementar la ingesta calórica con 350 kcal por cada hora de ejercicio sobre la ingesta habitual (1.600-2.000 kcal) e ingerir de 4 a 5 litros de agua o líquidos isotónicos a temperaturas demasiado frías. Es preferible beber poca cantidad, pero a menudo.
Otros consejos de los expertos son controlar otras enfermedades paralelas (rinitis o infección respiratoria, entre otras), comunicar el estado asmático a los compañeros y llevar alguna botella portátil de oxígeno, si fuese necesario.
Espero que os hay sido de interés este post. Podéis dejar cualquier comentario aquí abajo.
Más allá de la Montaña, un blog familiar sobre rutas por la montaña, excursiones a ríos y cascadas, viajes y actividades en familia.
Nos encanta la montaña. Nos encantan las rutas de montaña y senderismo, pero siempre con respeto del entorno y precaución en cada salidas.
Contacta con nosotros: masalladelamontana@gmail.com