El otoño es una estación ideal para salir a la montaña porque nos ofrece un bonito despliegue de colores dorados, marrones, cobres y verdes que nos ofrecen un paisaje sin igual.
Existen numerosos rincones para poder disfrutar de esta gama de colores que nos ofrece el otoño como son los bosques. Hoy os quiero presentar 4 bosques idílicos para descubrir en otoño en el norte de España. Y digo idílicos porque no son los más conocidos y como tal, tampoco los más masificados. Cuatro bosques donde poder disfrutar de un bonito paseo en familia, con amigos o incluso solos.
¡Espero que os gusten!
Este estrecho desfiladero modelado por el río Yaga, es seguramente el valle menos visitado de los cuatro que conforman, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Nuestra ruta comienza en la aldea de Estaroniello, a la que se accede por pista en buen estado desde la carretera local que parte de Hospital de Tella hacia Tella, tomando el desvío a la altura de Cortalaviña.
Esta pista tiene un peaje de acceso de 3€, el cual se abona en una máquina expendedora a la entrada de la misma. En el pueblo hay un pequeño parking para dejar el coche.
Comenzamos siguiendo las marcas y señales del GR-15 rojas y blancas, saliendo de la pequeña aldea dirección al puente sobre el río Yaga. Una vez cruzado el puente, nos adentrarnos en un frondoso y colorido bosque mixto.
Empezamos a subir por una pendiente algo acusada y por el margen derecha del río Yaga. Seguimos andando y nos topamos con el antiguo camino de Escuaín a Revilla.
En este punto, merece la pena desviarse y descender dirección Revilla hasta el Yaga. Bajando hasta el mismo río, podremos admirar las cascadas entre los escarpes verticales de la profunda garganta de Escuaín, rodeadas por hayas y robles colgando de sus repisas.
Volvemos al camino que habíamos dejado antes (GR-15), desandando este tramo hasta recuperar altura. Seguimos el camino por una pendiente en zigzag hasta llegar a la población de Escuaín.
El pequeño pueblo, prácticamente deshabitado, está perfectamente integrado en el entorno. Se encuentra en lo más alto de los farallones que componen su garganta y donde os recomiendo bordear la aldea y disfrutar de varios miradores, desde dónde se contemplan el imponente desfiladero y la surgencia del Yaga.
El regreso lo hacemos por el mismo camino.
Entre los macizos calcáreos de Urkiola se encuentran algunas de las cimas más conocidas de los Montes Vascos, como es el monte Anboto. Este parque natural tiene unos bosques que albergan rincones de gran belleza, sobre todo en otoño.
Nuestra ruta supone una caminata tranquila entre bosques que en ocasiones nos resultan llamativamente extraños, como el hayedo trasmocho, que con sus retorcidas ramas alimenta nuestra imaginación, o el exótico alerce, única conífera europea que pierde la hoja en invierno y que en otoño se enciende en llamativos tonos amarillos.
Partimos del alto de Urkiola, en la carretera BI-623, entre las localidades de Durango y Otxandio.
Aparcamos el coche en el parking del Santuario de Urkiola, lugar donde comieza la ruta. Comenzamos con suave ascenso siguiendo las marcas blancas y amarillas de la ruta PR-BI 80, que seguiremos en todo su recorrido.
Por cómodas pistas se llega en poco tiempo al centro de interpretación del Parque Natural Toki Alai, interesante visita en la que obtener información sobre las peculiaridades de Urkiola.
Continuamos por el mismo camino hasta cruzar una puerta, tras la cual nos dirigimos hacia la izquierda en la bifurcación con el sendero PR-BI 83 que desciende del alto de Saibi.
Ya entre verdes praderas y hayas dispersas, el bosque gana protagonismo. Los tonos otoñales del hayedo son múltiples y van desde el ocre al amarillo pasando por anaranjados y pueden llegar al rojo.
Comenzamos a descender por una zona donde predomina el alerce, el cual es impactante la belleza de esta conífera en otoño.
Seguimos el camino que nos hace cruzar la carretera del puerto de Urkiola a la altura de un área recreativa. Continuamos por una pista que nos hace subir suavemente y nos hace atravesar por una llamativa trocha entre hayas con sugerentes formas y colores hasta llegar a una ermita, ya muy cerca del Santuario y puerto de Urkiola.
Seguimos adelante y llegamos de nuevo al punto de inicio.
La parte norte de la sierra del Moncayo conservan bosques de hayas espectaculares, que en otoño rebosan de belleza.
Nuestra ruta comienza y termina en Aldehuela de Ágreda, que se accede por la estrecha carretera local SO-P-2109, que nace en la localidad de Ágreda, ya en las faldas del Moncayo.
Una vez en el pequeño pueblo buscamos el inicio de la ruta, íntegramente señalizada con marcas amarillas y blancas (PRC-SO 79).
Empezamos a subir una pista con una suave pendiente entre prados que va estrechándose poco a poco hasta convertirse en camino. Pronto nos iremos adentrando en el frondoso bosque de hayas.
Seguimos hacia adelante y llegamos a una nueva pista, que comparte itinerario con el GR-250, y que seguiremos hacia la izquierda.
El terreno es prácticamente llano y muy cómodo para andar entre el esplendoros bosque. Enseguida nos topamos con la fuente y el refugio de Canalejas. En esta parte del recorrido empezamos a ver grandes castaños.
La ruta se va acercando al barrando de Agramonte, donde dejaremos el camino de Aldehuela justo antes de cruzar el arroyo.
En este punto empezamos a subir paralelos a la margen izquierda del río Agramonte. En esta parte el camino se vuelve algo más duros.
Seguimos subiendo hasta encontrar un cruce de caminos, escogiendo el de la derecha y alejándonos del torrente del río.
Empezamos el descenso, entre el fabuloso hayedo hasta encontrar la pista compartida con el GR-250. Tomamos el camino de la derecha donde pronto volveremos al camino que nos vuelve a llevar al Aldehuela de Ágreda.
El desfiladero del río Casaño está situado en el límite del Parque Nacional de los Picos de Europa y es uno de los menos conocidos y por tanto visitado. Su forma se asemeja al del río Cares, pero mucho más modesta en cuanto a sus dimensiones.
Debido a su orografía hace que el bosque mantenga las hojas amarillas, rojizas y ocres por más tiempo. Si a esto le juntamos la poca saturación de senderistas que tiene hacen que sean un lugar perfecto para descubrir en otoño.
La ruta comienza en la aldea de La Molina, a la que se llega en coche por una estrecha carretera local desde la AS-114 a unos 8 kms de Arenas de Cabrales dirección Cangas de Onís.
Desde La Molina descendemos por amplia calzada empedrada. Llegamos en poco tiempo al puente Pompedru, que cruza el río Casaño. En esta parte, el rio forma diferentes saltos de agua que son una belleza.
Una vez cruzado el río, seguimos por su margen derecha. El terreno es cómodo, sin desniveles pronunciados llegando a bosques de haya, el cual pasaremos por el roquedo circundante.
A continuación volvemos a cruzar el río y ahora por su margen izquierda atravesamos la zona por los restos la que las obras de una central hidroeléctrica
En poco tiempo llegamos al puente de los Mineros, lugar donde finaliza nuestra ruta.
El regreso lo hacemos por el mismo camino.
¿Qué os ha parecido? Geniales ¿verdad?
Por supuesto que hay muchos más bosques increíbles en el norte de España, donde el otoño se muestra con unos colores increíbles y por eso os invito a compartirlos conmigo. Puedes dejar tus sugerencias o comentarios aquí abajo.
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